De la calle "La Amargura".
Te llaman de "La Amargura"
y eres como la violeta
que escondida por la fronda
disimula su belleza.
Son tus casitas muy blancas
y empinadita tu cuesta;
las piedras de tus peldaños,
anárquicas, serpentean,
verdinosas, cuesta arriba,
perdiéndose en tus revueltas.
Eres balcón y atalaya
de fulgurantes estrellas,
pero para mí, Dios mío,
de amarguras están llenas
tus gradas y tus tapiales,
y hasta el aire que te besa
tiene para mí suspiros
de dolorosa tristeza.
Que cuando de noche subo
los peldaños de tu cuesta
a cuestas con el recuerdo
de aquella niña morena
que impaciente me esperaba
en el umbral de su puerta
con un beso a flor de labios
y entre sus ojos un poema
de amores hondos que siempre
irán consigo a mi pena,
una congoja, en el alma,
me atenaza y atormenta.
De este efímero mundillo
se fue mi novia morena
en una noche de luna,
jazmines y luz de estrellas.
Cuando el romero exhalaba
su aliento de primavera,
las rosas engalanaban
la cal de las azoteas,
metidita en una caja
con albura de azucenas,
de la calle "La Amargura"
salió una tarde abrileña...
Al doblar de las campanas
y entre murmullos de viejas
se la llevaron los curas
hacia su mansión eterna.
Mis ilusiones también
se la llevaron con ella;
sólo me dejaron viva
la carcoma y la pena
que paseo por las gradas
verdinosas de tu cuesta.
Manuel Ordóñez Sánchez. La sierra en mi memoria". Poema escrito alrededor de 1947.
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